El Tsuki de Shigeru Egami (2da Parte) |
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Maestro Shigeru Egami |
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Para usar el puño con efectividad, hay dos puntos cruciales: 1- Relajación |
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Si el cuerpo está tenso o rígido,
el poder en los codos, hombros, estómago, caderas y piernas no puede
liberarse. Y el poder no puede estar disperso por todo el cuerpo, sino
que debe estar concentrado solamente en el puño. Yo decidí
poner esto en práctica (el principiante encontrará esto muy
difícil pues no ha aprendido a concentrar el poder aunque la concentración
puede hacerse con bastante naturalidad). Después que el principiante
se desacostumbra a golpear se sentirá muy confundido. Es muy importante
no poner ningún tipo de fuerza (poder) en el brazo. Simplemente
enderece el codo con naturalidad y tome la fuerza del brazo y del hombro.
La concentración de la fuerza sólo debe estar en el puño,
pues el movimiento no debe estar impedido por tensiones ni rigideces. |
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Hubo un tiempo en el que para medir la efectividad
de los tsuki, decidí dejar mi abdomen como blanco para los demás.
Puesto que yo era de poca envergadura física, hubo quienes pensaron
que trataba de hacer algo extraordinario. Yo sabía que esta forma
de prueba era peligrosa, pero así y todo, decidí intentarlo,
no había otro camino, además pensaba que la antigua forma
de golpear no era efectiva realmente. Esto resultó ser verdad, incluso
ante karatekas que habían estado practicando Makiwara durante seis
u ocho años. Debido a que ponían demasiada fuerza en la muñeca,
codo y hombros, los golpes que daban en mi abdomen estaban considerablemente
debilitados y no noté ningún daño. Además con
la mayor concentración y rapidez del golpe, el impacto era grande
en la muñeca, lo que resultaba en fracturas. |
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Fue a principios de 1956 cuando comencé
a tener alguna confianza en que la forma de golpear que había estado
practicando era efectiva. Le pedí a un colega que me dejara pegarle
en su abdomen, pero como hacía sólo un par de meses de mi
operación al estómago, el rehusó, pensando que no
tendría suficiente fuerza y, además, temiendo que se me abriría
la incisión; insistí y él finalmente cedió.
Tomé precauciones para proteger mi propio estómago y le di
un golpe muy ligero, observando, con gran sorpresa por mi parte, que el
golpe fue lo suficientemente efectivo como para derribarlo. Puede usted
imaginarse mi felicidad al saber que mi forma de práctica no había
sido errónea. |
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El caso es que la efectividad de un golpe
no puede descubrirse por su sola apariencia, esta resulta ser una de las
mayores dificultades de la práctica. |
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