El itinerario de Shigeru Egami (1912-1981)

 
 
Extractos del libro:
Histoire de Karaté-dô
Escrito por Kenji Tokitsu
Editorial SEM, Paris.
 
Shigeru Egami nació en 1912 a Kyshu en una familia de comerciantes. A su llegada a Tokyo, empieza con pasión la práctica del karate. Antes, había sido iniciado al judo sobre la edad de trece años.
 
Después de haber pasado con ciertas dificultades el examen de entrada de la Universidad Waseda en Tokyo, empezó estudios de comercio, pero, es el karate lo que descubre. Es en esta universidad, el primer alumno de G. Funakoshi al cual permanecerá fiel toda su vida.

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Shigeru Egami como estudiante universitario

 
Su alumno Haruo Kudo, director del club de karate de la Universidad Gakushuin resume así el itinerario de su maestro:
Durante toda su vida, el maestro Egami fue el primer discípulo del maestro Gichin Funakoshi. El maestro Egami decía "El karate del maestro Funakoshi, en su juventud, ha debido ser ligero y sin malgaste de fuerza. Es necesario que nuestro karate sea parecido y que se inspire en este modelo".
 
Es por eso que considero que el karate del maestro Egami es de estilo Funakoshi-Egami, el que inspira la escuela de Shotokan superior.
 
En los años 30 el maestro Egami soñaba con construir el karate con el maestro Yoshitaka Funakoshi a partir de la enseñanza del maestro Gichin Funakoshi. Pero, el maestro Yoshitaka Funakoshi murió joven, por eso el maestro Egami a debido de continuar solo con el corazón lleno de lágrimas su trabajo de construcción de la escuela de Shotokan superior…
 
Hacia 1955, el maestro Egami tenia algo más de 40 años, empezó en sus clases en el dojo de nuestra universidad, la búsqueda de un karate ligero, sin malgaste de fuerza. Rechazó audazmente las concepciones y las técnicas de karate que había adquirido hasta entonces. Transformaba todas las técnicas fundamentales, por lo que los alumnos avanzados sintieron un complejo de inferioridad respecto a los debutantes que podían aprender directamente las nuevas técnicas. Pero pienso que es el maestro Egami quien ha debido sentir el mayor complejo de inferioridad.
 
Durante los cursos, tuve la ocasión de hablar con el maestro Egami con el que pasábamos una decena de horas cada día. El maestro apreciaba las técnicas y las personalidades con una gran frescura de espíritu. Había empezado a estudiar los ciclos energéticos de la luna y el sol. Planteaba, incluso a mi, preguntas sobre la telepatía y el toate (golpe a distancia) […] Decía que para un tsuki era necesario apuntar dos metros más allá del blanco, que el podía saber cómo se entrenaban sus alumnos sin mirarlos, que sería posible hacer caer a una persona sin tocarla, etc.…

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Maestro Gichin Funakoshi

 
En efecto, durante la última parte de su vida, S. Egami se dirige hacia la búsqueda energética y la comunicación interpersonal y orienta su karate hacia el misticismo. Podemos pensar que su estado de salud ha tenido una influencia importante en esta evolución y sobre su investigación sobre la eficacia. De hecho, tuvo desde su infancia problemas digestivos y a la edad de 24 años fue afectado por la tuberculosis tras una neumonía. Sin embargo, antes y después de sus enfermedades, S. Egami tenía reputación de tener un cuerpo particularmente sólido. Estaba orgulloso de sus músculos "de acero" decían sus condiscípulos.
 
 
A pesar de ello a partir de los cuarenta, sufre periódicamente de mal de estómago, de pulmón y corazón que se agravarán de año en año. Pienso que estas experiencias orientaron su búsqueda del karate creándole una actitud introspectiva.
 
En su búsqueda S. Egami estuvo fuertemente influido por otros dos maestros.
 
Dos máximas se reflejan directamente sobre sus enseñanzas, la de Morihei Ueshiba, fundador del aikido:
 
"El fundamento del aikido es el amor"
 
y la de Shoyo Inoue, fundador del shinwa-taido:
 
"Hay que captar la energía unificadora del universo".
 
 
H. Kudo continua:
 
Después de 1956, el maestro Egami tuvo que sufrir dos nuevas intervenciones quirúrgicas y su estado de salud se agravó. Ya no podía mostrarnos las técnicas en kimono de entrenamiento.
 
¿Sería yo capaz de ser un maestro de artes marciales sin poderme mover?
 
Esta cuestión a la que nadie se habría enfrentado se convirtió para el en el tema de su vida de hombre después de los cuarenta. Además, experimentaba un complejo de inferioridad, ya que había debido poner en tela de juicio todos sus conocimientos técnicos y tenía además que enfrentarse a dificultades económicas. El karateka clavado sobre su lecho de enfermo, no podía entrenarse. Meditando su karate en esta situación, fue capaz de sentir la presencia de alguien con los ojos cerrados, lo que le dio una esperanza y una nueva base sobre la que construir su karate.
 
 
S. Egami escribió:
 
Tres años se han colado desde que morí una vez. Se trataba a lo más de una decena de minutos. Supe más tarde que había sido víctima de una crisis cardiaca. Durante esos minutos tuve una experiencia preciosa. Cara a cara con la muerte, el último dolor, la agonía y la tristeza, la soledad en este instante sobrepasó toda descripción. En la vida cotidiana, decía que hay que vivir permanentemente con el estado de ánimo de los momentos difíciles, y yo enseñaba este estado de ánimo en karate. Pero esta experiencia hizo hundirse todas mis pretensiones. Cuando volví a la vida, ¡qué alegría aquella! Todo lo que veía brillaba de luz y tuve la alegría de poder sentir una verdadera vía. Estaba tan lleno de alegría y de placer que hablaba espontáneamente a todos.
 
Pienso que las experiencias de S. Egami de vivir muy cerca de la muerte y también, como escribió el mismo, "de haber muerto una vez", agudizaron sus percepciones energéticas a un grado importante. Es probable que sus experiencias activaron en el una capacidad excepcional.
 
Sobre este punto el testimonio de Masaru Mizushima, miembro del Consejo de administración de la Asociación Shotokai, es interesante:
 
Empecé karate para volverme fuerte, pero mi objetivo ha cambiado progresivamente…En el dojo, había una dama que me superaba en dos kyu. Cuando hacíamos ejercicios de combate, no podía tocarla nunca ella me proyectaba, fui extremadamente humillado, lo que me dio un impulso para entrenarme. Pero durante el entrenamiento, como era siempre dominado por mis condiscípulos, quise vencer esta situación.
 
Fue entonces cuando uno de mis mayores me llevó a casa del maestro Egami por primera vez y mudo, no pude pronunciar una palabra. Desde entonces, empecé a visitar de vez en cuando la casa del maestro y, escuchándole, empecé a entender una nueva dimensión del karate.
 
En el curso del entrenamiento, cuando toqué la primera vez la mano del maestro, transpiré enormemente sin razón aparente. En el primer ejercicio de combate con el maestro, sin que el me tocara, fui proyectado y perdí el conocimiento, lo que era incomprensible. El maestro me entreno de la misma manera en tres ocasiones.Y desde tres años aproximadamente, cuando me entreno, me llega a provocar este mismo fenómeno curioso. Así constaté la profundidad del karate-do.
 
M.Mizushima no fue el único en ser proyectado por S. Egami sin que este le tocara. Un gran número de adeptos de Shotokai atestigua una experiencia similar. Podemos hacernos una pregunta. ¿Se trata de un karate que se acerca a su forma ideal? ¿Se trata realmente de un fenómeno de arte marcial? ¿La dinámica física que existe entre el maestro y el alumno explican la mayor parte? ¿Se trata realmente de un fenómeno energético que puede ser explorado por un método de karate que habría descubierto S. Egami? Dejemos la pregunta abierta.
 
Volvamos al texto de H.Kudo:
 
En 1963, a la edad de 50 años, el maestro Egami acabó por descubrir que las ondas magnéticas penetran en el cuerpo humano por el lado derecho. Desde este día en el espacio de dos o tres años, consiguió establecer el karate a larga distancia, el karate con el toate (dar un golpe sin tocar el cuerpo del adversario)…
 
Así tomo una nueva salida a los 50 años, ya que consiguió hacer una fusión del cuerpo y del espíritu fundiendo su blandura, su debilidad y su ligereza con sus descubrimientos sobre el ki, el toate y las ondas magnéticas del cuerpo humano.
 
Pero la dificultad lo acompañó siempre, y tuvo que ser hospitalizado en 1967 tras una crisis cardiaca. El 10 de octubre de 1980 durante un curso para instructores, el estado de S. Egami se agrava. Fue transportado al hospital donde dos días después tuvo una hemorragia cerebral.
 
No retomó la consciencia y murió de una neumonía el 8 de enero de 1981, a la edad de 68 años.
 
 
Traducido al español por Xavier Minguez, Shotokai de España
 
 

 

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