Hoy es un día bastante particular, me invade un profundo sentimiento de nostalgia. Mis compañeros han partido al especial de verano (SHOCHU-GEIKO), y yo por primera vez no he podido acompañarlos.
Ayer, 13 de Enero, mientras me preparaba para hacer la clase, ellos se alistaban para salir hacia el destino, al encuentro de sí mismos, algunos con esperanzas otros con miedo. Los que ya han ido alguna vez (veteranos), llenos de recuerdos y experiencias, se preguntarán que les deparará este especial, con qué sorpresas y descubrimientos de su persona se encontrarán. Un abrazo profundo a cada veterano, a mi sempai en especial, con el cual hemos compartido tanto en la senda del Budo, y unas palabras de aliento a los que van por primera vez... y listo, ya se fueron y yo me he quedado.
Recuerdo
mi primer especial en el año 1991, cuántos temores, cuántos fantasmas
en mi cabeza antes de decidir el asistir. Traté de prepararme lo mejor que podía
ya que mis lesiones en las rodillas eran serias y no llevaba mucho tiempo de
regreso a Karate (un accidente automovilístico me había alejado de Karate por
8 años). Sabía que estaba en completa desventaja con mis compañeros, que ingenuo
en ese momento el compararme con ellos, sólo allá me di cuenta que el especial
es una prueba para cada uno, un encuentro consigo mismo, con sus limitaciones,
tanto física como mentales, cómo evitar el no derramar una lagrima en
tales circunstancias. Tantas emociones y pensamientos mientras ejecutábamos
Oi Tsuki cruzaban mi mente, el dolor en los pies castigados por las piedras
del terreno y estimulados por las pequeñas espinas que se iban clavando en ellos,
el cansancio hasta desvanecer y la tremenda voluntad de seguir eran los ingredientes
perfectos para sucumbir ante uno mismo. Tantas experiencias, tantos sentimientos
se mezclaban con el polvo y el calor, el grupo enardecía, un sempai que cae
al suelo y un kohai que lo anima a seguir. El mismo que momentos antes estaba
al borde del desmayo ahora me anima y levanta, ya no existen grados somos todos
uno solo, somos un grupo en la guerra, los Oi tsuki, las Mae geri, los Uke,
van y vienen, las horas pasan y la sesión de entrenamiento no termina.
Se han ido y yo me quedo en el Hombu, que experiencia el quedarse, hago la clase y me quedo entrenando hasta muy tarde en la noche como queriendo vivir un poco con ellos, imagino el nerviosismo de los que van por primera vez, las conversaciones e historias alrededor de la fogata, en té con miel, el humo, las risas, el especial ya ha comenzado.
Reconozco este sentimiento de angustia, de nostalgia que me invade, ésta misma desesperación que viví cuando en mi primer especial no pude realizar la última prueba; recuerdo que sentado observando la preparación física me preguntaba si no hubiese sido mejor el estar dentro sin importar lo que me pasara, afortunadamente otro compañero estaba en las mismas condiciones. Juntos nos fuimos alejando cada vez más de los otros a medida que transcurría la prueba, tal era la entrega de las personas que no se podía observar de cerca. Algo nos hizo alejarnos y a la distancia, en silencio, sufrimos el estar fuera, el mismo sentimiento que ahora me invade. Sin duda la prueba mas fuerte que me tocó vivir.
El especial ha comenzado y para algunos será una experiencia muy fuerte pero para otros será un camino sin retorno, un camino que los llevará a la senda del Budo.
Con
estas palabras quiero ofrecer mis sentimientos y respeto a todos aquellos que
en estos momentos se encuentran
en el SHOCHU-GEIKO 1999, el último del siglo. Es mi esperanza que tenga el honor
de asistir al del inicio del nuevo milenio.
¡OSU!
Claudio
Fariña
Concepción, Chile
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Shotokai Karate Budo International, Enciclopedia Shotokai de Karate-do y Artes Marciales Japonesas
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